(...) Esta república federal
nació pigmea por decirlo así, y ha necesitado del apoyo y fuerzas de dos
estados tan poderosos como España y Francia para conseguir la independencia. Llegará
un día en que crezca y se torne gigante y aun coloso temible en aquellas
regiones. Entonces olvidará los beneficios que ha recibido de las dos potencias
y sólo pensará en su engrandecimiento. La libertad de conciencia, la facilidad
de establecer una población nueva en terrenos inmensos, así como las ventajas
de un gobierno naciente, les atraerá agricultores y artesanos de todas las
naciones; y dentro de pocos años veremos con verdadero dolor la existencia
tiránica de este coloso de que voy hablando. El primer paso de esta potencia,
cuando haya logrado su engrandecimiento, será el apoderarse de las Floridas, a
fin de dominar el golfo de Méjico. Después de molestarnos así, y nuestras
relaciones con la Nueva
España, aspirará a la conquista de este vasto imperio, que no
podremos defender contra una potencia formidable, establecida en el mismo
continente y vecina suya.
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